¡Muy buenas!
Esta entrada está enfocada en las úlceras.
Consisten en la pérdida de sustancia circunscrita en la superficie cutánea. Está formada por un borde, un fondo y una pared.
Tiene mayor prevalencia en personas ancianas (>85 años) en el domicilio (63,6%). Los grupos de riesgo son pacientes con restricción de movilidad, alteración funcional neurológica, limitación circulatoria o reducción de la percepción sensorial.
Su etiología es principalmente por cizallamiento, fricción o presión aplicada durante un tiempo prolongado en un punto del cuerpo, apareciendo secundariamente a un proceso de isquemia que afecta y necrosa aquellas zonas donde se asienta e incluso pueden afectar a la articulación o hueso.
La presión hace que disminuya la vascularización, por lo que los tejidos no reciben el oxígeno y nutrientes necesarios; los capilares colapsan y se produce trombosis venosa. El aumento de presión ocluye también vasos linfáticos y sanguíneos, lo que puede dar lugar a edema, hemorragias o eritema. Se produce una respuesta compensatoria que consiste en el aumento de irrigación o hiperemia activa.
Se puede valorar el estadío según la presencia de los siguientes signos: eritema, edema, flictena, erosión, escara y, finalmente, úlcera.
Algunos factores de riesgo son: extrínsecos (presión, cizallamiento, fricción, humedad...), intrínsecos (sociodemográficos, nutricionales, inmunológicos...), fisiopatológicos (trastornos en el transporte de O2, alteraciones de eliminación...), situacionales (inmovilidad, arrugas, pijamas, objetos, sondaje...), asistenciales (ausencia de protocolos o déficit de información) u otros como caquexia, infección, obesidad...
El proceso de enfermería en prevención se basa en identificar los pacientes de riesgo y los pacientes con UPP (úlceras por presión), realizar una valoración inicial (de la piel, de la movilidad, del estado nutricional), aplicar escalas predictivas EVRUP (Índice Norton, Escala de Braden, Escala EMINA), realizar una exploración física, valorar otros factores de riesgo, etc.
En cuanto a la planificación de los cuidados, es fundamental utilizar herramientas de valoración para identificar pacientes en riesgo y factores de riesgo, realizar cuidados cutáneos y tratamiento precoz, proteger al paciente frente a los efectos de agentes externos, educar para reducir la incidencia de UPP.
- Prevenir factores de riesgo generales: nutrición, alteración de la consciencia o de circulación, incontinencia y alteraciones endocrinas.
- Prevenir factores de riesgo locales mediante la higiene, la hidratación y valorar los productos en contacto con la piel.
- Prevenir la presión mediante: cambios posturales, alineamiento corporal, seleccionar superficies de apoyo y proteger las superficies corporales especialmente expuestas.
¡Esperamos que os haya sido útil! Hasta la próxima.
Bosch Á. Úlceras por presión. Prevención, tratamiento y consejos desde la farmacia. Offarm [Internet]. 2004 Mar 1;23(3):130–4. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-offarm-4-articulo-ulceras-por-presion-prevencion-tratamiento-13059416
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